Russell T. Davies, creador de ‘Years and Years’ (2019), y guionista de ‘A Very English Scandal’ (2018) o ‘Doctor Who’ (2005) ha creado una de las series imprescindible de HBO.
No se puede negar la importancia de Russell T. Davis en el panorama actual. Lo petó con ‘Queer as Folk’ (2000) y lo bordó con su distópica versión de un Reino Unido que acojona en ‘Years and Years’. Con ‘It’s a sin’ no se ha quedado atrás. La sinopsis pura y dura sería que trata de la contundente llegada del SIDA en los años 80 en la sociedad británica. La realidad es que es una vibrante crónica de la energía y las luces de neón de los 80 unida al duro mazazo que supuso el VIH para toda una generación de jóvenes que empezaban a sentirse liberados. Una enfermedad que generó una ola de miedo ante el desconocimiento que existía sobre ella -solo hay que ver que la llamaban el “cáncer gay”, “el virus gay”, o “la enfermedad rosa”.
El reparto es exquisito y cabe destacar la poderosa interpretación de Olly Alexander -vocalista de la banda británica ‘Years and Years’- que logra conmover desde el minuto uno. El personaje que interpreta se llama Ritchie, un joven que, como muchos otros, deja su pequeño pueblo natal para empezar su prometedora vida y perseguir su sueño en la gran capital de Londres.
Ritchie es ingenuo, egocéntrico, divertido y rezuma ilusión en cada plano. En su cara se ve reflejada la excitación ante el despertar sexual tras años reprimido en su pueblo. La miniserie te atrapa desde el primer momento, empatizas rápidamente con todos sus personajes y te hace participe de sus conversaciones, de sus noches de desenfreno en un Londres bullicioso y vibrante. Pero, como las luces de neón cuando empiezan a parpadear, los bailes de discoteca dan paso de forma fulminante y contundente a escenas de largos pasillos de hospital deprimentes y aterradoras. Con ello, Russell logra transmitir la desgarradora soledad que sentían todos los enfermos que morían solos y sintiéndose únicos culpables de estar en esa situación.
Ritchie es el símbolo de la lucha contra el estigma social de todas las personas que padecieron la enfermedad en silencio y avergonzados. Se niega a aceptar que tenga culpa de nada. Se niega a aceptar que su forma de vida sea la que le ha puesto en esa situación. Un estigma social que ha hecho casi tanto daño como la propia enfermedad y que, desgraciadamente, aún existe.
Es interesante, por no decir triste, como ‘It’s a sin’ ahonda en la vergüenza que sentían las familias que perdían a alguien por el SIDA. Russell T. Davies quiere recordarnos que, aunque el SIDA fue devastador, el rechazo que vivían diariamente muchos homosexuales también lo era. Porque ‘It’s a sin’ es brillante, dolorosa y necesaria.
Conforme van pasando los capítulos se aprecia el innegable paralelismo con la actualidad. Es fácil sentirse identificado con los sentimientos que manifiestan sus personajes. Porque, aunque la enfermedad de la que se habla -el VIH- nada tiene que ver con el COVID-19, sí que encontramos las mismas conductas reflejadas en sus personajes: miedo, rechazo, negación o desinformación (o en nuestro caso, sobreinformación). La misma fórmula que genera esa situación de caos y pavor descontrolado entre la población.
Es cierto que tal vez algo que le falta a ‘It’s a sin’ es algo de punch político ya que aborda el tema solo desde el punto de vista personal de sus protagonistas. No obstante, es uno de los descubrimientos de este 2021 que no te puedes perder.
Un tema contundente acompañado de unos hits de música electrónica de los 80 hacen que ‘It’s a sin’ sea una serie de las que hay que ver, de las que merece la pena. Porque sí, es un dramón al tratar uno de los pasajes más tristes de nuestra historia, pero también es una fiesta a la vida. Porque reír, disfrutar, bailar y vivir no es un pecado.
Y es que no podían escoger otra canción como tema principal de la miniserie que la acertadísima canción de ‘It’s a sin’ de los Pet Shop Boys.