Halloween: Los orígenes de la fiesta pagana más famosa del mundo

29.10.2021

Lo asociamos a las películas de miedo americanas, los disfraces aterradores más vergonzosos del planeta o a las extravagantes fiestas temáticas. Halloween es el pretexto perfecto por el que celebrar algo, pero, además de los disfraces y unas cantidades ingentes de azúcar, ¿sabes cuál es el origen de esta celebración?

Para entender el motivo por el que el 31 de octubre se celebra esta fiesta en todo el mundo primero tenemos que entender de donde procede. Y no, no es de Estados Unidos. Esta celebración pagana es una antigua tradición espiritual de los celtas que era conocida como Samhain.

Los celtas, que vivieron hace unos 2.000 años, habitaban sobre todo el territorio que hoy en día conocemos como Irlanda, Reino Unido y el norte de Francia. Los celtas dividían el año en dos mitades, la mitad clara (abril-mayo) y la mitad oscura (octubre-noviembre). Por lo tanto, en su calendario, el año nuevo se celebraba el 1 de noviembre, ya que el 31 de octubre significaba el final del verano y de la cosecha y el inicio del frío y duro invierno. Los días eran más cortos, los árboles perdían las hojas, el frío azotaba los campos y la oscuridad se apoderaba de la tierra.

Durante esta noche de transición, muchas eran las historias y leyendas con las que los pueblos celtas intentaban entender este cambio de fase. Se creía que, durante la noche de la entrada en el periodo oscuro, el comienzo del año nuevo o Samhain (que significa literalmente “final de verano”), la barrera entre el mundo físico y espiritual se rompía y esto hacia posible que ambos mundos pudieran entrar en contacto. Superguay, ¿verdad?

Dado el clímax colectivo que les rodeaba, creían que durante esa noche los espíritus vagaban por nuestro mundo y por eso hacían ofrendas (por no decir sacrificios) y se disfrazaban de animales para que los espíritus no pudieran reconocerles y llevárselos con ellos al otro mundo. Además, los druidas creían que la presencia de los espíritus era útil a la hora de realizar las predicciones sobre el futuro, algo que era esencial ya que su vida dependía de las cosechas. Las profecías eran su única forma de saber qué les deparaban los próximos meses. Era una celebración mucho más parecida al Midsommar de Ari Aster que a los dulces y las calabazas a las que estamos acostumbrados.

En la Edad Media, el Samhain siguió celebrándose y evolucionando y era también habitual encender grandes hogueras ya que se creía que el fuego ahuyentaría los malos espíritus, brujas o demonios. Las colinas de Irlanda como Ward, Tara o la cima de Tlachtga eran los lugares donde la mayoría de los clanes se reunían para realizar estos ritos e incluso hoy en día siguen siendo el epicentro de esta peculiar celebración.

Con la llegada del imperio romano a las tierras celtas, las tradiciones de ambos se mezclaron, unificando dicha festividad con la conmemoración de los difuntos y las ofrendas a Pomona, la diosa romana de la fruta. ¿Sabes cuál es el símbolo de la diosa Pomona? Si te digo que te la comes en Halloween caramelizada… La manzana.

Más tarde (por más tarde entiéndase unos cuantos siglos después) el Papa Gregorio III acuñó la celebración cristiana del día de todos los santos, All Saints Day. La noche de antes de dicha festividad se conocía como All-Hallows Eve, que pasó a llamarse Halloween. Posteriormente, los inmigrantes irlandeses y el resto de pueblos europeos que inmigraron a América extendieron esta celebración que, año tras año, ha ido adaptándose hasta convertirse en una de las celebraciones más representativas de Estados Unidos y en un icono cultural en todo el mundo.

Y tú, ¿qué harás este año para celebrar el Samhain?


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