El Nadsat: El extraño idioma de Anthony Burgess

25.02.2022

Siendo conscientes de la debilidad que tenemos por las distopias, no podíamos dejar pasar el 25 de febrero, así como así. Anthony Burgess nació un día como hoy en 1917 en Mánchester, Inglaterra. Fue escritor y compositor de una gran cantidad de obras, pero saltó a la fama gracias a la controvertida adaptación cinematográfica de una de sus novelas de la mano de Stanley Kubrick. Sí, La naranja mecánica era un libro.

Burgess estudió filología inglesa y el mismo año en el que se graduó se alistó en el Ejército Real Británico. Siendo oficial fue destinado a Brunéi y Malasia, donde pasó gran parte de su vida. Allí escribió la gran mayoría de sus obras motivado por un fallido diagnóstico que le pronosticaba nada más que dos años de vida. Esa muerte “inminente” marcó su actividad artística. Además de todo esto, Burgess hablaba la friolera de 8 idiomas con total facilidad: inglés, malayo, francés, ruso, alemán, italiano, español y japonés. Casi nada.

Su masterpiece llegó en 1962. La inspiración que le hizo escribir La naranja mecánica fue un hecho real que ocurrió en Londres en 1944 durante la Segunda Guerra Mundial. Unos marines de estados unidos desertores golpearon y violaron a una mujer que estaba embarazada y que le provocó el aborto.

La naranja mecánica retrata un mundo en la que los jóvenes no respetan nada ni a nadie. Plasma una sociedad donde el único responsable del comportamiento de esos jóvenes es la ineficacia de un estado totalitario que ha dejado de lado la educación. La novela, ambientada en un futuro distópico, cuenta la historia de Alex DeLarge y sus amigos. Este grupo de lo que hoy llamaríamos ninis, se entretienen propinando palizas a diestro y siniestro y violando. Algo que ellos consideran arte. Sus actos vandálicos acaban cuando encarcelan a Alex por asesinato.

En la cárcel, Alex es sometido al método Ludovico, una técnica para eliminar la violencia del individuo y lograr su reinserción en la sociedad. Alex se convierte en una cobaya humana a la que se le aplica un tratamiento conductista que consiste en crearle una aversión forzada hacia la violencia a base de drogas y torturas. El tratamiento Ludovico no logra eliminar los instintos primarios violentos de Alex, si no que los reprime. El protagonista deja de sentir placer con la violencia. Esto genera el desequilibrio total de un individuo que sigue deseando con todas sus fuerzas volver a las andadas. Aquí tenemos uno de los grandes temas de los que trata La naranja mecánica, la moralidad. El Estado, único responsable de no educar a la juventud, emplea un tratamiento de “corrección” tan sádico como los actos de Alex, pretendiendo así eliminar la violencia con más violencia.

Además, Burgess introduce con este hecho otra de las cuestiones que nos plantea esta obra: el libre albedrio. La libertad implica que el individuo sea capaz de distinguir entre el bien o el mal. Con el método Ludovico, Alex es privado de esa elección moral que es lo que realmente le haría mostrar algo de humanidad. Podríamos decir que el individuo estaría curado si él, por voluntad propia, decide dejar la violencia. Reprimirle, por lo tanto, no parece que sea la mejor solución. ¿Qué es mejor: el hombre que elige hacer el mal o el hombre que es obligado a hacer el bien?

El título ha sido analizado y criticado por muchos. Se ha intentando descifrar su significado y os animamos a investigar sobre su procedencia. De todas las posibles interpretaciones, a nosotros la que más nos convence es la de que proviene de la expresión cockney: as queer as a clockwork orange.

El cockney es el acento característico de algunas zonas de Londres. Literalmente, la expresión dice algo así como “tan raro como una naranja mecánica” y podríamos entender que hace referencia al hecho de que algo que parece estar bien por fuera puede no ser lo que esperas por dentro. Si habéis visto la película, o leído el libro os parecerá un significado comprensible. Alex podría representar esa naranja mecánica tras el tratamiento Ludovico aplicado por el estado para su reinserción. El estado se suma una “victoria” por haberle “curado”. Alex sigue teniendo una tendencia natural por la violencia y el sadismo, aunque aparente todo lo contrario.

Al parecer, hablar 8 idiomas no fue suficiente para Anthony y se decantó por crear el suyo propio. “Cancrillo” para cigarrillo, “quijotera” para cabeza o “drugo” para amigo son algunos de los términos del Nadsat de Burgess.

El Nadsat es una jerga adolescente inventada por su autor. ¿Qué consigue Burgess con el uso de este recurso? Pues nada más y nada menos que crear una obra atemporal. La lengua es como un ser vivo. Nace, crece y muere. Hay palabras o expresiones que se usan durante un tiempo y luego desaparecen, otras que evolucionan y se van adaptando y se crean nuevas. ¿Nunca os ha pasado que algo que decíais hace tiempo ahora ya no se dice? La lengua se adapta y evoluciona de forma constante a lo largo del tiempo. Ese cambio hace que se pueda identificar en qué época está escrito un texto. Con la creación de una jerga inventada propia y exclusiva, Burgess despoja a su obra de esa temporalidad y de esos cambios lingüísticos correspondientes a su época. El Nadsat es, en algunos fragmentos, como la violencia de su obra, incomprensible para el lector.

Muchos fragmentos de la novela son fácilmente comparables con las jergas juveniles que solo conoces cuando eres un adolescente. Incluso hay momentos en los que parece una parodia a la cultura juvenil y sus expresiones, que vistas desde fuera parecen una broma. Cuando lees determinados fragmentes sabes que no formas parte de ese grupo ya que no comprendes muchas de las cosas que dicen.

Esa jerga propia que excluye a la población adulta es una forma más de hacernos comprender la inmadurez de sus protagonistas que no se sienten responsables de sus actos ni de sus consecuencias. Beben leche, otro símbolo más para recordarnos que estamos ante un comportamiento infantil. Una muestra evidente de que las personas que estás viendo no son adultos, aunque lo parezcan.

Podríamos decir que el Nadsat es la forma de ilustrar la realidad de una brecha notable en el aspecto lingüístico y, más importante aún, en la propia forma de vida de los adultos y los jóvenes. El idiolecto que emplean Alex y sus amigos es una forma más de simbolizar la barrera que existe entre ellos y la sociedad. Comprender el Nadsat se convierte en algo realmente complejo, casi tan complejo como una de las grandes cuestiones que plantea la novela, la relación existente entre individuo y sociedad.

Es innegable que La naranja mecánica ha sido y será una de las obras más polémicas de todos los tiempos, cosa que no quiere decir que te vaya a gustar. Personalmente, no somos unos apasionados de esta novela, pero aunque no lo seamos, hay que reconocer que las cuestiones que aborda dan para debate. Anthony Burgess emplea una gran cantidad de recursos para que, de la forma más cruda posible, entendamos que la educación tiene un papel tremendamente importante en nuestra sociedad. Esperemos que Alex DeLarge sea siempre nada más que un despiadado personaje ficticio.

¡Hasta el próximo artículo, drugos!


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